La misión actual de las Ciencias Humanas y Sociales, preservar la esencia del ser humano en un mundo dominado por la tecnología.
En un contexto global marcado por el avance acelerado de la tecnología y la automatización de los procesos sociales, económicos y educativos, las Ciencias Humanas y Sociales tienen una misión más vigente que nunca: rescatar y preservar el sentido profundamente humano de la vida, la convivencia y la reflexión crítica.
Así lo destacaron Juan José Blázquez Ortega, Director del Centro de Estudios de Ciencia y Religión de UPAEP, y el Dr. Carlos Hoevel, Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Argentina (UCA), después de participar en el Seminario “Desafíos y oportunidades actuales de las Ciencias Humanas y Sociales”, organizado por el Decanato de Ciencias Humanas y Sociales de UPAEP.
El encuentro, que reunió a académicos y estudiantes en dos jornadas de diálogo interdisciplinario, tuvo como propósito reflexionar sobre el papel que estas disciplinas deben desempeñar ante los desafíos contemporáneos: desde la deshumanización de los sistemas sociales hasta la irrupción de la inteligencia artificial en la vida cotidiana.
Juan José Blázquez subrayó que el objetivo de las humanidades hoy es “conservar, rescatar y preservar el sentido humano de nuestro vivir social”, ante fenómenos que amenazan con fragmentar el tejido comunitario, como la pobreza, la desigualdad, la violencia o la migración.
“El desarrollo tecnológico, económico y financiero ha traído grandes beneficios, pero también ha generado problemáticas complejas. Ante esto, las universidades tenemos la responsabilidad de ofrecer respuestas racionales y humanas, evitando soluciones violentas o desesperadas”, señaló Blázquez Ortega.
El también profesor de la Facultad de Filosofía de UPAEP, destacó además la importancia de fomentar la cooperación entre distintas disciplinas para abordar los problemas sociales desde una visión integral, y resaltó el interés de los jóvenes por participar en estos espacios de diálogo.
“Nos sorprende la sensibilidad de los estudiantes; cuando se toca la fibra vital de su existencia, responden con entusiasmo. Eso demuestra que las nuevas generaciones buscan sentido, y las ciencias humanas deben ayudarlos a encontrarlo”, expresó.
Por su parte, el Dr. Carlos Hoevel planteó una reflexión profunda sobre la forma en que la modernidad ha llevado a la sociedad a una hiperespecialización de los sistemas —económicos, políticos, tecnológicos, educativos y de salud—, los cuales, si bien se han vuelto más eficientes, también se han vuelto más rígidos y deshumanizados.
“Vivimos en sistemas que funcionan con códigos cerrados: el pago o no pago en la economía, el aprobar o reprobar en la educación, el voto o no voto en la política. Son lenguajes binarios que vuelven más eficiente a la sociedad, pero al mismo tiempo la empobrecen humanamente”, advirtió.
Hoevel explicó que la misión de las Ciencias Humanas y Sociales no es sustituir estos sistemas, sino recordar que debajo de ellos existe una dimensión vital y humana que les da sentido. “Cuando los vínculos de confianza, respeto y reflexión desaparecen, los propios sistemas se deterioran. Lo vemos en la salud, la educación o la economía: sin el componente humano, todo pierde su propósito”, sostuvo.
El filósofo argentino alertó además sobre el uso acrítico de la inteligencia artificial en los procesos formativos y profesionales.
“Las máquinas pueden generar información, pero si no hay reflexión humana ni diálogo entre personas, el resultado puede ser un fraude. No podemos permitir que la tecnología reemplace los procesos de aprendizaje, la creatividad y la responsabilidad moral del ser humano”, enfatizó.
Durante su intervención, Hoevel compartió ejemplos concretos sobre cómo la automatización excesiva —desde el ámbito médico hasta el judicial o educativo— puede generar rigidez y pérdida de empatía, si no se acompaña de una mirada humanista. Propuso, por tanto, introducir perfiles más reflexivos y generalistas en los sistemas profesionales, que sean capaces de equilibrar la especialización técnica con una visión integral de la persona.
“Necesitamos profesionales capaces de ver el conjunto, no solo la parte técnica. En la medicina, en la educación o en la empresa, la flexibilidad y la empatía no hacen ineficiente al sistema, al contrario: lo hacen más humano y sostenible”, apuntó.
Finalmente, Blázquez Ortega concluyó que la labor de las humanidades y las ciencias sociales debe centrarse en “preservar lo humano”, ya que todo intento de progreso que olvide al ser humano como centro termina volviéndose inhumano y destructivo.
“Si no se preserva lo humano, se destruye la mente, el espíritu, las relaciones y la comunicación. En el fondo, lo que nos mueve es un ideal profundamente humano”, afirmó.
El seminario cerró con un llamado conjunto a revalorar la educación humanística como eje transversal de todas las profesiones, incluso en los campos más tecnológicos, con el fin de que la sociedad avance no solo en eficiencia, sino también en conciencia, ética y sentido.
















