Emilio Rivera, deja su huella de Águila en Hong Kong 
14/01/2025
Autor: Yolanda Jaimes
Foto: Cortesía

Es el primer estudiante de la licenciatura en Comunicación y Medios Digitales en irse de intercambio y pisar tierras asiáticas, Hong Kong.

Motivado por sus compañeros que siempre hablaban de querer salir de intercambio, Emilio Rivera Marín, estudiante de la licenciatura en Comunicación y Medios Digitales de UPAEP, decidió vivir esta experiencia en Hong Kong luego de ver una toma panorámica de la ciudad en la película “Batman, el caballero de la noche” y de descartar su primera opción: Japón, debido a que para su semestre ya no había materias que él pudiera cursar allí.

“Hay una escena donde Batman va a Hong Kong y se aprecia un contraste de montañas, tecnología, edificios financieros y luces que, cuando la ví, me encantó el lugar”, relató, 

Y es que Emilio, además de practicar su inglés, quería un país fuera de lo convencional, y sus otras dos opciones eran Alemania y Finlandia; así llegó a la Lingnan University donde la aventura inició al momento de pisar Hong Kong. 

“En todo momento pensé que estaba soñando, quería analizar cada detalle, las letras, edificios, los carteles, el idioma. Era una sobrecarga de información que me era imposible procesar de momento. Eres tú contra el mundo una vez que pasas migración. Ya no hay tacos, cuchillos ni tenedores. ”, compartió. 

Para esta etapa de crecimiento, Emilio contó en todo momento con el apoyo de su familia, sin embargo, había cosas que debía enfrentar solo en esta primera salida por su cuenta a otro continente y en una cultura totalmente distinta a la suya. 

“Fue un viaje muy largo, en total 25 horas, pero no lo sentí, no estaba cansado, iba muy emocionado, iba dispuesto a comerme el mundo. Y pues sí, obviamente pega muy fuerte bajar del avión y no ver nada conocido, algo que dijera, casa. Es cuando te toca ser valiente y rifártela. Llegar es una mezcla de nostalgia, incertidumbre, miedo, pero en vez de usar el miedo como fuente de preocupación, intenté usarlo como fuente de valentía para hacer las cosas, es uno de los aprendizajes que me traje de Hong Kong”, confesó.

Lingnan University

Emilio quedó impresionado con la arquitectura asiática de los edificios de Lingnan University, que destacaban por sus áreas verdes y su excelente ubicación. El proceso de elección de materias fue complicado, ya que muchas asignaturas se llenaron rápidamente. Sin embargo, pudo cursar materias como Industrias de Entretenimiento en Asia, Tecnología y Plataformas Digitales, Comportamiento Organizacional y, Análisis y Teoría Cinematográfica. 

En cuanto al estilo de enseñanza en Hong Kong, para Emilio resultó impactante pues la interacción en clase era mínima, y los profesores solían dar largas ponencias. A pesar de este choque cultural, el joven estudiante destacó la dedicación de su profesor de Industrias de Entretenimiento en Asia, a quien considera el mejor profesor que ha tenido. 

“Poniéndome en los zapatos de los profesores, creo que dar clases en Hong Kong puede ser desalentador, no porque la gente sea mala, sino que es la cultura, pero sí fue un choque cultural ver que nadie hacía preguntas, nadie levantaba la mano, nadie hablaba, era como ir una ponencia y nadie más hablaba en el grupo, rara vez le daba la palabra a alguien, como que ellos ya están acostumbrados a la dinámica de solo ir, presentar su diapositiva, pensamientos, y ahí acaba la clase”, detalló.

Otro desafío fue el trabajo en equipo, ya que muchos de sus compañeros internacionales no compartían su nivel de compromiso y en ocasiones le tocaba sacar el trabajo por sí mismo. 

Sin embargo, guarda en su memoria una anécdota que vivió en una clase al realizar una presentación, dónde captó la atención de sus compañeros, quienes usualmente solo estaban metidos en el celular. 

“Las presentaciones en Hong Kong son bastante diferentes, uno aquí —México— está acostumbrado a armar un borrador, un guion, leerlo, estudiarlo y tratar de analizar el tema. Fue la primera vez que me sentí experimentado en el tema. Mi primer compañero de equipo fue un chico local, y fuimos los primeros en  presentar de toda la clase. <<¡Qué valientes son!>>, dijo el profesor. El tema era un caso de estudio de turismo en Taiwán, era un archivo de unas 20 hojas, debíamos leerlo y hacer una presentación de una hora. Y cuando tocó presentar el tema, me puse medio formal y lo primero que hago fue no pararme detrás del escritorio, sino en medio. Tomo el micrófono y me presento: <<Hola, soy Emilio Marín y soy de México>>  En ese momento me sorprendió porque todos estaban con el teléfono pero cuando escucharon mi nombre todos alzaron la vista y al ver que estoy parado en medio, me empezaron a ver muy fijamente. La verdad sí me entraron los nervios. Al iniciar con el tema, comienzo a caminar en medio del salón, y a hablar del tema sin leer las diapositivas, me sorprendió su reacción por que pusieron el teléfono a un lado y me seguían con la mirada, todo el tiempo. Sí me puse nervioso, pero a la vez fue gratificante porque sí me prestaron demasiada atención. Ya cuando terminé y mi compañero tomó la palabra todos volvieron a estar en el teléfono y a estar en su rollo”, relató. 

El reto de sobrevivir estando solo

Como no todo es miel sobre hojuelas, durante su intercambio en Hong Kong Emilio enfermó, y experimentó una de las experiencias más fuertes pero que le ayudaron a madurar y a crecer de manera personal. 

“Llegué muy frágil de las amígdalas, y los primeros meses todo bien, pero pasando marzo me enfermé. Sin mamá, amigos, hermana, nada. Entré en desesperación de no saber qué hacer, a quién llamar, a quién dirigirme. Quería llamarles —a mis papás—, pero no los quería preocupar. A la de mil me acordé del seguro y aunque fue toda una triangulación y logré resolverlo, no se me olvida el susto.  Esa frustración de no estar en mi zona de confort, de no saber a quién dirigirte, a quién pedir ayuda fue un poco estresante”, relató. 

Su parte favorita de Hong Kong

Sin duda fue la gente, sin embargo, también recomienda a quienes visiten este país darse una vuelta a la Avenida de las Estrellas. 

“Es un spot que no hay manera de describirlo. En la noche los edificios y luz se reflejan en el agua, el sonido de las olas, y tantos idiomas al mismo tiempo es algo que no te lo llegas a creer, fui varias veces a esa bahía porque se siente una paz y me gustaba ir a pensar”, agregó.

Finalmente, invitó a sus compañeros que deseen irse de intercambio, hacerlo antes de que tengan que meter sus prácticas, servicio social o realizar su Ceneval, para que encuentren suficientes materias para cursar. Así mismo, les aconsejó conseguir una beca y acercarse con la gente del área de Internacionalización para que conozcan los apoyos que existen para los países a los que desean ir.