Este miércoles 3 de mayo nos enteramos que dos drones estallaron por la madrugada en el Kremlin. Se sabe que los drones fueron abatidos por los servicios de seguridad del gobierno ruso. Según Rusia, el ataque terrorista perpetrado por Ucrania tenía como propósito asesinar al presidente Vladimir Putin, afirmación que fue negada inmediatamente por el gobierno de Ucrania. En su visita por Finlandia, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky declaró que no cuenta con suficientes armas para emprender un ataque de esa naturaleza y que su ejército está enfocado en defender a sus pueblos y ciudades. Uno de los drones habría explotado sobre el edificio del senado, lugar donde se encuentra la oficina de despacho del presidente Putin quién no se encontraba en ese lugar aunque el simple hecho de penetrar el espacio aéreo ruso pone en duda la seguridad militar. Por otro lado, ha trascendido en los últimos días que Ucrania está planeando una mega contraofensiva contra Rusia la cual dejaría en mal a su ejército, y es por ello que, la acusación de Rusia podría ser el pretexto ideal para adelantar una ofensiva aún más devastadora. La invasión rusa a Ucrania ha detonado una nueva forma de ataque a través de drones usada por ambos países. Desde que inició la invasión rusa a gran escala, se produjeron diversos ataques con drones en territorio ruso lo que demuestra que el uso de diversas estrategias para lograr un objetivo en particular se ejecuta con cierto éxito en ambos bandos. Un alto funcionario de la OTAN responsable del área de seguridad ha manifestado recientemente que Rusia se encuentra “mapeando” toda la infraestructura crítica de los países miembros de la OTAN y todo apunta a que los cables submarinos usados para el servicio de internet, así como ductos para el gas podrían ser saboteados para afectar el estilo de vida occidental que tienen estos países. En caso de perpetrar dicho ataque, la devastación tendría costos altísimos. De acuerdo a las declaraciones en el diario The New York Times de este alto funcionario, se calcula que el 95% del tráfico de internet a nivel mundial se hace a través de estos cables submarinos y diariamente se transmiten 10 billones de transacciones financieras. La amenaza es real y es por ello que la OTAN aumentó la vigilancia marina en la zona para cuidar la infraestructura. Atacar las fuentes de suministro es una conocida estrategia que Rusia ha usado siempre pero incluso ahora, la estrategia se ha expandido también para vigilar el océano atlántico y el mar del norte.
Ojalá que dichas contraofensivas y estrategias no se convierten en realidad, porque en su caso, la invasión y respuesta tomarían un rumbo probablemente devastador para el mundo.