Agradecimientos
Quiero agradecer a mis padres, a mi familia, y a todos los que han apoyado mi carrera estos últimos 32 años. A lo largo de la misma, he trabajado en lugares de ensueño y sé lo bendecido que he sido por Dios y nuestra Virgen de Guadalupe. Me gustaría también expresar mi gratitud a los que me nominaron para recibir este honor, a las autoridades de la UPAEP y a todos los que participaron para que hoy se haya hecho realidad; a sus profesores, sus estudiantes y todo su plantel por la confianza que siempre han puesto en mí. Estoy consciente de lo que representa esta ilustre distinción y sé que este momento es la cúspide de mi persona como ingeniero y también, como ser humano. Me honra profundamente recibir este reconocimiento, me emociona y me motiva a continuar con mi trayecto de hacer realidad un México espacial.
Introducción
Estamos viviendo momentos únicos e históricos. Los avances tecnológicos son similares a los que vivimos durante los inicios de la industria de las computadoras personales en las décadas de los 80’s y 90’s: Microprocesadores más rápidos, más pequeños y más baratos. Hoy en día, una nueva era espacial es posible gracias a la miniaturización de componentes y subsistemas espaciales y un costo de lanzamiento cada vez más asequible. Por lo anterior, una nueva industria espacial conocida como New Space de compañías privadas, que hace poco no existían, ha crecido al igual que la industria de la computadora para proveer productos y servicios.
Hoy por hoy, el acceso al espacio no es exclusivo para el gobierno o la milicia, sino para la población en general, incluyendo compañías, centros de educación y hasta organizaciones no gubernamentales. Éste es el presente de muchos países de primer mundo, o incluso en vías de desarrollo. Ésta es la nueva era espacial que incluye un acceso al espacio que no se había visto en tiempos pasados; una democratización espacial donde todos podemos participar. Participan todas las disciplinas denominadas STEM (del inglés: Science, Technology, Engineering and Mathematics) pero también las de Arte, y de Negocios. Además, nuevas agencias espaciales han surgido alrededor del mundo y muchas de éstas han avanzado exponencialmente en muy poco tiempo. ¡Es hora de que México también participe en esta nueva era espacial!
El espacio en el México antiguo
Nuestros ancestros nos heredaron, entre muchas cualidades, las ciencias espaciales. El talento de los mayas para las matemáticas, la astronomía y los sistemas calendáricos precisos fue extraordinario. Sus increíbles avances en astronomía y matemáticas estaban orientados a medir el tiempo y predecir los movimientos de los cuerpos celestes con precisión. La tecnología espacial actual requiere este nivel de precisión para operar enjambres y/o constelaciones satelitales. Hace cientos de años que nuestros ancestros nos dejaron estos conceptos y es hora de aprovecharlos.
Inicio de la era espacial
La era espacial comenzó cuando, el 4 de octubre de 1957, la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) puso en órbita el primer satélite artificial a una altura de 938 kilómetros de la Tierra. ‘Sputnik I’, un satélite pequeño de 83 kilogramos de peso y 58 centímetros de diámetro, que se desintegró a las tres semanas de haber sido lanzado, pero que marcó el arranque de la era espacial del ser humano. Un mes después, en noviembre de 1957, Rusia lanzaría su segundo satélite – ‘Sputnik 2’.
El 28 de diciembre de 1957, a casi tres meses después del lanzamiento del ‘Sputnik I’, profesores de la Escuela de Física de la Universidad de San Luis Potosí, UASLP, lanzarían el primer cohete sonda mexicano, con el objetivo de medir las propiedades de la atmósfera. El cohete sonda nombrado ‘Física I’, con un peso de 8 kilogramos, alcanzó una altura, según los profesores de la UASLP, de 2,500 metros. México así tendría su primer intento de participar en la era espacial.
Pocos meses después, el 1 de febrero de 1958, Estados Unidos también lanzaría su primer satélite, el ‘Explorer 1’, para también entrar en la era espacial. ‘Explorer 1’ fue el tercer satélite en órbita y el segundo satélite con una misión científica. Su misión duró casi cuatro meses.
Los programas espaciales de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de los Estados Unidos progresaban con rapidez por la carrera en la que competían las dos naciones. Sus sistemas espaciales de lanzamiento, sus naves cualificadas para humanos, y sus infraestructuras terrestres avanzaron en muy pocos años. Éste fue el resultado de un enfoque nacional que produjo una nueva industria y un número récord de doctorados graduados.
Primeros pasos de México incursionando en el espacio
México seguiría sus actividades de cohetes sonda durante los años 1959 y 1960, bajo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), construyendo los cohetes ‘SCT-1’ y ’SCT-2’ que lograron llegar entre cuatro mil y 25 mil metros de altura, respectivamente.
En el año 1962, se creó la Comisión Nacional del Espacio Exterior (CONEE); el mismo año, la UNAM estableció su Departamento del Espacio Exterior en el Instituto de Geofísica. Es así como México continuaba, de manera muy modesta, su participación en la era espacial. Después vendrían más cohetes sonda entre 1963 y 1967, lanzados desde ‘Cabo Tuna’ en San Luis Potosí. En ese entonces también, estudiantes universitarios de la UNAM y IPN, lanzaban con éxito cohetes experimentales a través de la Sociedad Universitaria de Cohetes Experimentales y otros grupos de cohetería amateur. A pesar de que en 1975 se construyó el cohete ‘Mitl 2’ que, de acuerdo al reporte de los profesores, llegó hasta los 120 kilómetros de altura, por encima del límite de lo que se conoce como la línea de Von Kármán, que divide el espacio aéreo del espacio exterior. La CONEE desapareció en 1977.
En los años 1995 y 1996, estudiantes de la UNAM desarrollaron dos microsatélites, el ‘UNAMSAT A’ y el ‘UNAMSAT B’. El ‘UNAMSAT A’ no llegaría al espacio por falla del lanzador ruso. El ‘UNAMSAT B’, que también fue lanzado en un cohete ruso, fue puesto en órbita y logró enviar telemetría por varios días. Sin embargo, de acuerdo a Jose Luis García, quien fue estudiante de la UNAM y miembro del equipo, ‘UNAMSAT B’ tuvo un problema en el receptor que no permitió que el satélite recibiera comandos al empezar a bajar su temperatura. Al no lograr que la temperatura del satélite aumentara, el transmisor de radio se apagó para proteger las baterías. Una vez que se apagó el transmisor, ya no se pudo encender nuevamente y se dejó de recibir telemetría.
México esperaría casi 20 años para intentar una vez más incursionar en una ya bien sólida era espacial mundial y, en el año 2010, se establecería por mandato de ley la Agencia Espacial Mexicana (AEM). A los pocos años, se desarrollarían cuatro misiones espaciales usando satélites pequeños del estándar ‘CubeSat’: ‘AztechSat-1’, ‘Painani-1’, ‘Painani-2’, y ‘NanoConnect-2’.
Satélites Pequeños de NASA
La NASA es un gran inversor y líder impulsor en el desarrollo de tecnología de satélites pequeños. La NASA tiene una flota de satélites en operación y en desarrollo con una inversión de cientos de millones de dólares anuales. Los pequeños satélites de hoy juegan un papel importante en el presente y futuro de la exploración humana del espacio profundo. Esto se debe a su potencial para reducir el tamaño y el costo de misiones espaciales complejas.
El uso de los satélites pequeños le permite a la NASA ampliar las fronteras del conocimiento, la capacidad y oportunidad de operar en el espacio, así como avanzar en la comprensión de la Tierra y mejorar la calidad de vida en nuestro planeta. Las capacidades actuales y emergentes de estas pequeñas naves espaciales son muy prometedoras para promover la exploración espacial y el descubrimiento científico, facilitar la maduración de la tecnología y brindar oportunidades para la investigación práctica de los estudiantes.
La NASA ha adoptado pequeñas naves espaciales y satélites para avanzar en una variedad de objetivos, desde la conducción de la ciencia hasta el desarrollo tecnológico. La NASA está habilitando todos los aspectos de las misiones de naves espaciales pequeñas, incluido el descubrimiento científico, la innovación tecnológica, la exploración y la educación. También, está haciendo avanzar la ciencia de las naves espaciales pequeñas en beneficio de todos al permitir nuevas misiones científicas que utilizan pequeñas constelaciones de naves espaciales para validar tecnologías de nuevos tipos de instrumentos. Esto ofrece nuevas oportunidades de asociación entre el gobierno y el sector privado que permiten realizar observaciones desde pequeñas constelaciones de naves espaciales y que el sector privado ofrezca productos basados en datos científicos de alta calidad. También generará nuevas alianzas público-privadas que contribuirán a superar las brechas de conocimiento relacionadas con la identificación, ubicación y caracterización de recursos en la Luna y Marte.
Esto también nos da nuevas líneas de acceso al espacio utilizando capacidades comerciales emergentes de lanzamiento, asociaciones público-privadas para avanzar en tecnologías habilitadoras, y consolidar el liderazgo de la NASA en poner en órbita naves espaciales pequeñas como cargas útiles secundarias en sus misiones principales. Esto nos habilita a brindar a las universidades oportunidades de realizar proyectos para avanzar en la investigación científica y tecnológica mientras se capacita y prepara a las próximas generaciones.
Aunque no son adecuados para todos los objetivos de la NASA, los satélites pequeños están impulsando la innovación a través de varias ventajas; una de ellas es habilitar la demostración de tecnologías emergentes e instrumentación para reducir el riesgo y el costo cuando se usan en proyectos de vuelo más grandes. Otra ventaja es que permiten realizar pruebas de vuelo y demostraciones de prueba de concepto de nuevos componentes, esto habilita la operación de sistemas de observación de la Tierra asequibles que utilizan constelaciones o enjambres de pequeños satélites para lograr una amplia cobertura. La NASA está trabajando estratégicamente con nuestros socios para explotar las crecientes capacidades de las naves espaciales pequeñas como una nueva herramienta para impulsar la innovación. La NASA está promoviendo activamente el enfoque de naves espaciales pequeñas como un cambio de paradigma para la NASA y para la comunidad espacial en general. Estamos haciendo esto a través de contratos con la industria, proyectos dirigidos por la NASA, asociaciones de investigación con universidades y otras agencias federales.
La NASA proporciona varias líneas de acceso al espacio para satélites pequeños. Esto incluye un contrato de servicios de lanzamiento de clase Venture, una nueva clase de servicio de lanzamiento comercial que incluye a 13 empresas proveedoras de lanzamiento. También, desde ya hace más de una década, NASA creó la Iniciativa de lanzamiento de ‘CubeSat’ (CSLI) que brinda oportunidades de lanzamiento a instituciones educativas, organizaciones sin fines de lucro y Centros de la NASA que construyen pequeñas cargas útiles de satélites que se lanzan como cargas útiles auxiliares en lanzamientos previamente planificados, misiones comerciales o hacia la Estación Espacial Internacional. La CSLI ha seleccionado 140 misiones de CubeSat’ de 66 organizaciones en 32 estados en Estados Unidos obsequiándoles el vuelo al espacio.
Llegan los CubeSats con la miniaturización
En 1999 dos profesores de universidades de California, el Dr. Jordi Puig-Suari y el Dr. Robert Twiggs, decidieron desarrollar la especificación ‘CubeSat’ para definir el estándar de un satélite pequeño. La motivación de ellos fue darles la oportunidad a sus estudiantes de ingeniería de participar en el diseño, construcción, certificación, y operación de una misión espacial. La tasa de adopción creció exponencialmente y el estándar ‘CubeSat’ cambiaría el paradigma espacial dentro de NASA y varias agencias gubernamentales alrededor del mundo. Dicho estándar incluía la especificación física del ‘CubeSat’ y también del sistema de despliegue. El estándar define que una unidad (1U) mide 10cmx10cmx10cm, y cada ‘CubeSat’ se puede crear de cualquier número de unidades, pero siguiendo siempre la guía del estándar. Al principio, los equipos universitarios y también de NASA tenían que diseñar y construir todos los subsistemas del nanosatélite, incluyendo los paneles solares, porque no había productos comerciales. Esto pronto cambiaria con el nacimiento del New Space, un nuevo sector de la industria espacial, de productos y servicios para los ‘CubeSats’ de tecnología disruptiva.
En muy poco tiempo brotarían decenas de compañías de productos COTS (del inglés commercial off-the-shelf), es decir, productos listos para el uso en satélites de tipo ‘CubeSat’. En los últimos 12 años esta industria ha dado paso a la creación de cientos de compañías alrededor del mundo, con miles de empleados, y miles de millones de dólares de ganancias. El diseño de estos productos se debe en mayor parte gracias a la increíble miniaturización de sistemas que ya tenían herencia espacial. Esta miniaturización fue y sigue siendo de suma importancia, dado que tanto el peso y el volumen del satélite afectan directamente el costo del lanzamiento hacia el espacio. Este costo, aunque ha mejorado con el paso del tiempo, aún tiene mucho margen de mejora.
Las compañías New Space se especializaron en subsistemas específicos enfocándose en la miniaturización, funcionamiento, calidad, y la disminución de precios. Los equipos que desarrollan misiones a partir de ‘CubeSats’ ya no se tienen que preocupar por diseñar su propia computadora de vuelo, su subsistema de energía eléctrica, su subsistema de propulsión, su estructura, etc. Todo esto ya está disponible comercialmente como productos COTS en línea por Internet. Todos los subsistemas ya están disponibles con una variedad competitiva al alcance de todos, excepto la carga útil de una misión. La carga útil y el software de vuelo es lo que hace a una misión única y esto casi nunca se puede comprar como un producto COTS. Es el reto que persiste en toda misión, y lo que motiva a los estudiantes, profesores, y profesionales de ingeniería. Un reto apropiado para el desarrollo profesional continúo de capital humano.
La especificación del estándar ‘CubeSat’ fue desarrollada por dos profesores con el simple objetivo educativo de darle oportunidad a sus estudiantes universitarios de ser parte de una misión espacial. Los profesores no tenían idea de la disrupción que estaban creando en la industria espacial. Tal vez tampoco tenían idea de que NASA y otras agencias gubernamentales alrededor del mundo usarían este estándar para desarrollar misiones espaciales. Desde que se publicó la especificación del estándar ‘CubeSat’, NASA ha usado ésta para desarrollar misiones científicas, como la de medir el nivel de la gravedad que requieren las esporas de la planta del helecho durante su germinación. También la NASA usa ‘CubeSats’ para demostrar nuevas tecnologías nunca antes probadas en el espacio. Pero NASA también invierte millones de dólares con misiones espaciales usando ‘CubeSats’ para el continuo desarrollo y preparación de nuestras generaciones de ingenieros del futuro. Hace diez años, un equipo de la Universidad Estatal de California en San José, logro con éxito cumplir con su misión espacial de un ‘CubeSat’ de una unidad (1U). El equipo recibió el reconocimiento de NASA, salió en las noticias, y varios miembros del equipo recibieron ofertas de empleo de NASA y otras empresas en Silicon Valley. Ésta fue mi primera misión espacial.
Los satélites pequeños apoyan la exploración humana del espacio profundo
Como Ejecutivo de Programas espaciales de satélites pequeños y misiones precursoras de robótica del Directorado de Misiones de Desarrollo de Sistemas de Exploración (ESDMD) de NASA, me he asociado con la academia, la industria y nuestros centros de la NASA para usar la plataforma ‘CubeSat’ y apoyar la exploración humana con misiones y proyectos que contribuyen a informar, cerrar las brechas de conocimiento estratégico, mejorar nuestras capacidades de exploración y continuar avanzando tecnologías que son clave y críticas para futuras misiones.
La primera misión de exploración de vuelo del programa ‘Artemis I’, el regreso del ser humano a la luna de una manera sostenible, incluirá 10 ‘CubeSats’ como cargas útiles secundarias y éstas están dentro de nuestro cohete lunar, el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS). Cada uno de estos ‘CubeSats’ tiene su destino y misión propia que avanzarán en las capacidades tecnológicas para ayudar a allanar el camino en la futura exploración humana en el espacio profundo, la ciencia planetaria y la heliofísica.
Siete de las diez misiones de estos ‘CubeSats’ en ‘Artemis I’ son de NASA y tres son de nuestros socios (Japón e Italia). Cuatro de las siete misiones de NASA en ‘Artemis I’ están bajo mi responsabilidad. Estas cuatro son misiones interplanetarias que usan ‘CubeSats’.
Estas misiones bajo mi responsabilidad, ya instaladas en el cohete SLS, son las siguientes:
1.) LunIR, dirigida por Lockheed Martin, tiene como misión el observar la superficie lunar y caracterizar diferentes variables, como la composición de los materiales, las firmas térmicas y usar esta información para posibles sitios de aterrizaje.
2.) Lunar IceCube, dirigida por la Universidad Estatal de Morehead, además del apoyo de NASA GSFC y NASA JPL; buscará y documentará dónde se encuentra el agua en la luna, a fin de facilitar su extracción y aprovechamiento posteriormente.
3.) NEA Scout, dirigida por NASA MSFC con el apoyo de NASA JPL, operará su misión del reconocimiento robótico para volar y registrar datos de un asteroide representativo que se encuentra clasificado dentro de los asteroides cercanos a la Tierra, que algún día pueden ser destinos humanos.
4.) BioSentinel, dirigida por NASA ARC, su misión será realizar el primer experimento de biología de larga duración en el espacio profundo. Su carga útil científica estudiará los efectos de la radiación del espacio profundo en un organismo vivo: la levadura.
También la misión CAPSTONE, que se lanzó en junio de 2022 en un cohete de Rocket Lab y llegará a la Luna el 13 de noviembre, está bajo mi responsabilidad. Su misión es orbitar la Luna y se colocará en una órbita halo casi rectilínea (NRHO). La misión demostrará varias tecnologías nuevas para realizar operaciones autónomas y proveerá información de suma importancia para las operaciones de nuestra futura nave espacial Gateway.
También hemos patrocinado una serie de avances tecnológicos en comunicaciones, propulsión (eléctricas y velas solares), biología (experimentos microbiológicos autónomos en el espacio profundo), sensores de radiación, y una estación terrestre. Dicha estación está ubicada en la Universidad Estatal de Morehead, y es parte de nuestra red del espacio profundo (DSN). Esta estación ya se certificó y se identifica como la Estación del Espacio Profundo número 17 (DSS 17). Esta estación amplía las capacidades de nuestra red del espacio profundo. DSS17, que no es propiedad de la NASA; nos permite proporcionar servicios de comunicación y navegación a misiones de naves espaciales pequeñas de Artemis.
New Space - una nueva industria
Hoy, como funcionario público en NASA, tengo diferentes responsabilidades para impulsar la exploración del ser humano en el espacio profundo. También apoyo a países de América Latina con el desarrollo de sus proyectos espaciales, del cual AztechSat-1 ha sido parte. Después de algunos años de realizar esta tarea, he podido observar y participar en los ecosistemas disruptivos de tecnología espacial, como lo es el New Space, que han emergido en diferentes países en el mundo. Es el New Space lo que ha detonado la nueva era espacial alrededor del mundo, en el que cientos de nuevas compañías han surgido en los últimos 10 años para proveer productos y servicios espaciales que equivalen a un nuevo sector de la industria espacial de miles de millones de dólares, el cual, sigue creciendo. Es el New Space lo que proporciona los elementos que se requieren para que todos podamos participar en esta nueva era espacial, y así darnos a todos, países de primer mundo y también en desarrollo, la democratización espacial por primera vez en la historia.
El modelo en el que he participado durante mis 32 años como ingeniero en Silicon Valley, incluye la inversión del sector privado, académico y gubernamental para la incubación. En cada uno de estos sectores he visto que sus líderes definen una visión y estrategia que respaldan con fondos para hacerlas realidad. Por ejemplo, el sector privado les da la oportunidad y recursos a equipos de proyectos, aunque no estén alineados directamente con la estrategia corporativa de la empresa, pero que tienen la posibilidad de detonar algo de gran impacto tecnológico. Es así como dentro del legendario Centro de Investigación de Palo Alto de Xerox (Xerox PARC) uno de mis proyectos fue parte de un proceso de incubación que nos preparó para recibir una inversión privada de $10M. Esto nos daría la oportunidad de arrancar nuestra propia compañía (Startup) y venderla a Google dos años después.
Las universidades en Silicon Valley y de todo Estados Unidos, también fomentan este proceso de incubación. Dichas universidades invierten en las propuestas de desarrollo tecnológico de sus estudiantes a las que les ven potencial, las apoyan a madurarla, a patentarla, y las incuban como empresas emergentes (Startup). Ejemplos exitosos de este proceso, abundan, y como ejemplo tenemos el caso de la Universidad Stanford con Google y otras empresas.
Por último, la NASA, como Agencia Federal de los Estados Unidos, invierte cientos de millones de dólares cada año fiscal apoyando la investigación académica y el desarrollo de nuevas tecnologías en universidades y también por pequeñas empresas, independientemente del potencial de uso de sus proyectos. Esta inversión también incluye la preparación de los futuros ingenieros, científicos, y tecnólogos con actividades desde los jardines de niños, primarias, secundarias, preparatorias, y universidades dentro de Estados Unidos, pero también alrededor del mundo. Sabemos que es de suma importancia comunicarle desde muy temprana edad a las nuevas generaciones de lo transcendental que es la preparación académica y también inspirarlos de que trabajar en NASA está al alcance de todos. El enfoque de esta inversión es también para empresas pequeñas hacia el continuo desarrollo de tecnologías y preparación de personal para apoyar los programas de NASA.
Este ecosistema de éxito requiere de líderes visionarios que le apuestan a un futuro mejor sabiendo que el retorno de esta inversión es a largo plazo. En Estados Unidos, así como muchos países que han desarrollado el ecosistema de esta nueva era espacial, tardaron años para ver el resultado de su inversión y ahora gozan del beneficio de los ingresos que genera este nuevo sector de la industria espacial que lograron impulsar.
Este New Space me recuerda a los ecosistemas Startup que en la década de los 90´s dieron paso a una industria tecnológica que cambió al mundo, por decir lo menos. Esa era de los Startups tecnológicos, de la cual formé parte trabajando en Xerox y después formando mi propia compañía, para luego venderla a Google, me dieron la experiencia para dirigir operaciones globales de Motorola y finalmente llegar a NASA. No fue sólo la suma de mis esfuerzos aislados, que también puedo decirles que fueron inmensos, sino su capitalización por la existencia de un ecosistema que logró democratizar la tecnología y cambió para bien el mundo en el que vivimos. Como reflexión personal, estoy convencido de que si no hubiese existido el ecosistema tecnológico cuando yo desarrollé mi carrera profesional, no estaría capitalizando mis habilidades y por supuesto, no pensaría que llegar al espacio es una realidad alcanzable.
Aunado a todo lo anterior, las oportunidades del mundo actual han sido posibles gracias a estos recientes tres hitos históricos: globalización, interconectividad y mayor producción de productos y servicios de los que realmente se necesitan. Entendemos a la globalización como una creciente integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y los flujos financieros. En algunos casos este término también hace alusión al desplazamiento de personas (mano de obra) y la transferencia de conocimientos (tecnología) a través de las fronteras internacionales. Asimismo, la interconectividad que nos permite estar presentes de manera virtual, no importa la hora, en cualquier parte del globo, ha sido fundamental, para estimular la cooperación y el intercambio de ideas. Finalmente, nos encontramos en una era donde producimos más de lo que realmente necesitamos consumir, es decir, tenemos la oportunidad de enfocar esfuerzos para encaminar los recursos y capacidades hacia objetivos que van más allá de nuestra subsistencia.
De la mano con estos tres hitos, y con el apoyo y liderazgo de las máximas autoridades de los sectores gobierno, industria y académico, puedo decir que México se encuentra con una oportunidad sin precedentes, y depende de nosotros los actores espaciales, universidades, gobierno y compañías privadas, hacer a un lado las ambiciones personales, egos o pasado fallido, para crear un ecosistema espacial mexicano. No basta con señalar los obstáculos que se han hecho presentes (y también pasados), sino más bien, presentar soluciones y propuestas viables para crear este ecosistema espacial en México.
México en el espacio
México ha puesto recientemente en órbita hasta cuatro satélites en el espacio diseñados por mexicanos. Estas misiones incluyen a ‘Painani-1’, ‘Painani-2’, ‘AztechSat-1’, y ‘NanoConnect-2’.
El AztechSat-1 fue un pequeño satélite de clase ‘CubeSat 1U’ administrado, diseñado y construido por un equipo interdisciplinario de estudiantes y profesores de ingeniería y otras áreas de la UPAEP. La misión ‘AztechSat-1’ fue realizar una demostración de comunicación inter satelital entre el ‘CubeSat AztechSat-1’ y satélites de la constelación Globalstar.
‘AztechSat-1’ fue el primer proyecto espacial del departamento de Ingeniería Aeroespacial de la UPAEP puesto en órbita. Este proyecto brindó a los estudiantes participantes la experiencia práctica de administrar, diseñar, construir satélites y operar una misión espacial con éxito. El proyecto cumplió con el criterio de éxito definido por NASA.
‘AztechSat-1’ fue el primer proyecto espacial en colaboración con NASA, el primer satélite mexicano lanzado desde la estación espacial internacional, el detonador de la nueva era espacial mexicana y un ejemplo a seguir desde varias perspectivas. En ‘AztechSat-1’ se capacitaron decenas de estudiantes de diferentes carreras y a varios profesores. El ‘AztechSat-1’ también habilitó la construcción de instalaciones espaciales en UPAEP, requirió de aprender a realizar procedimientos de aduana en la compra de tecnología espacial y su transporte, influyó en propuestas presentadas por diputados de cambios legislativos, y motivó a miles de mexicanos alrededor del mundo. El éxito de ‘AztechSat-1’ es en gran parte la motivación de NASA de colaborar una vez más con México, pero ahora en una misión espacial científica, mucho más compleja: la ‘Constelación AztechSat’.
El proyecto ‘Constelación AztechSat’ arrancó oficialmente este pasado agosto 2022 y durará entre tres y cuatro años. En el proyecto participarán cinco universidades mexicanas y también la Agencia Espacial Mexicana junto a NASA. Es un proyecto espacial en el que, por primera vez en México, participarán cinco universidades y dos agencias espaciales. Esto en sí, lo hace un gran reto que traerá mucho aprendizaje para todos.
La misión consiste en rastrear animales marinos con el fin de documentar a dónde van, por qué van ahí, para que las autoridades de los gobiernos alrededor del mundo tomen decisiones del medio ambiente con información más detallada y precisa. Este proyecto es un reto científico que resultará en nueva tecnología de diseño mexicano para ayudar a contrarrestar el cambio climático de nuestro bello planeta. También planeamos usar un derivado de esta tecnología para apoyar la exploración del ser humano en el espacio, primero en la Luna y años después, en Marte. Este proyecto también pondrá a México como el único país en América Latina con una constelación de satélites.
‘Aztechsat-1’, ‘Painani-1’ y ‘Painani-2’, ‘NanoConnect-2’, y ahora ‘Constelación AztechSat’, representan un semillero de talento espacial mexicano con el potencial de arrancar nuevas empresas de diseño, pero también de agregarle candidatos con experiencia a la Agencia Espacial Mexicana y a la nueva industria New Space mexicana.
Presente y Futuro espacial
Durante esta pandemia, pude observar algo sin precedente; el surgimiento de varias Startups unicornio en América Latina. Estas empresas, mientras todos estaban en cuarentena o aislados desde sus domicilios privados, fueron capaces de atraer capital de riesgo a través de la tecnología remota y generaron muchos puestos de trabajo en América Latina. Dichos puestos de trabajo fueron ocupados por profesionales locales, profesionales egresados de universidades latinoamericanas, quienes fomentan una educación adecuada para el desarrollo de dichos profesionistas.
Esto me dio algunas ideas y me hizo pensar en los años 90´s cuando estuve en Silicon Valley y fui testigo de la creación y consolidación de los gigantes tecnológicos que después cambiarían al mundo. Los costos económicos de vivir en Silicon Valley eran diferentes a los actuales, lo que hoy dificulta que más emprendedores puedan explotar el ecosistema creado. Sin embargo, las tecnologías de comunicación remota han hecho posible que, desde México o América Latina, este ecosistema y capital de riesgo llegue al Startup prácticamente como si estuvieran físicamente en Silicon Valley. Paradójicamente, gracias a la covid-19 se abrió para América Latina, la oportunidad única de acceder a la red de contactos y capital de riesgo de calidad mundial. Esto facilitará la creación de un ecosistema de emprendedores que detonarán la industria espacial que se integre al nuevo ecosistema espacial mundial.
Es esencial y fundamental que el espacio se incluya en el plan del Gobierno Federal como tema estratégico, prioritario y de suma importancia para la seguridad nacional con directivas de política espacial de la oficina del Presidente de la República para la Agencia Espacial Mexicana (AEM). Estas directivas de política espacial deberán emplearse para el desarrollo del Programa Nacional de Actividades Espacial. Éste es el modelo que emplea Estados Unidos y que habilita a la NASA a desarrollar su plan estratégico, el cual incluye sus destinos de exploración, misiones, calendario y presupuesto requerido. El plan estratégico de NASA incluye involucrar a empresas pequeñas o Startups, empresas de la industria ya establecidas, la academia, los 10 centros de NASA y sus miles de empleados. Este modelo le ha dado la oportunidad a NASA de tener éxito, cumplir con su misión, aunado a que en el mismo proceso se crea y prepara al capital humano que será el actor principal de la industria para crear miles de nuevos empleos.
Es prudente revisar la ley federal que creó a la Agencia Espacial Mexicana en 2010 y modificarla para darle realmente la autonomía técnica que menciona su Artículo 1 y asignarle la responsabilidad y autoridad y presupuesto sobre lo relacionado con el espacio civil nacional. De igual importancia para este nuevo ecosistema, se requiere crear o enmendar leyes federales que distingan el tipo de órbita, vehículo y destino para agilizar y bajarle riesgo a proyectos espaciales. Las agencias gubernamentales que administran las licencias de espectro, u otro tipo de permisos requeridos para apoyar una misión espacial, deben de actualizar sus procedimientos y agilizar estos para darle a México ventaja competitiva.
Conclusión
He gestionado actividades para apoyar el desarrollo de la nueva era espacial mexicana por los últimos 11 años y sigo convencido de que se tiene el talento, la pasión y ganas de poner a México en el mapa espacial. ¡En México, como en todo lugar del mundo, se necesitan oportunidades y apoyo para esta juventud, para esta generación espacial! Es el momento de actuar, de aprender de las lecciones realizadas por la generación que lo intentó la vez pasada, mientras aún estén presentes. Es lo que le comento a mis colegas, a mis superiores en NASA que me han apoyado a seguir contribuyendo con lo que se necesite para que México tenga éxito. ¡En NASA creemos en un México espacial!
México ha intentado dos o tres veces arrancar su era espacial. Esta generación tiene que insistir que el desarrollo espacial de México se establezca con apoyo a la investigación y desarrollo de tecnología en las universidades, con apoyo a una industria de diseño de producto espacial mexicano, y con una visión y plan estratégico impulsado desde de la Presidencia de la República, el congreso y sus autoridades locales. Todo México tiene que creer que este cambio de paradigma es posible, y no sólo por esta generación espacial que ya quiere que arranque, sino por todas las generaciones venideras. ¡El espacio es para todos, y por eso, el momento es ya, ya es hora!