Puebla y el resto del país continuará con la variabilidad del clima en lo que resta la Canícula
24/07/2025
Autor: Juan Méndez
Foto: Juan Méndez

Ya no podemos hablar de una canícula clásica con calor seco o mixto. Hoy tenemos variabilidad extrema: mañanas soleadas que derivan en tormentas severas y granizadas inusuales en cuestión de horas.

La temporada de canícula, que tradicionalmente se ha caracterizado por una reducción de lluvias y un aumento sostenido de temperaturas, está mostrando un comportamiento inusual en Puebla y gran parte del país. Así lo advirtió Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la UPAEP, quien explicó que actualmente vivimos un episodio climático “entrópico”, marcado por un desorden atmosférico creciente y difícil de predecir.

“El comportamiento climatológico que observamos actualmente en Puebla es entrópico, es decir, con un alto grado de desorden atmosférico”, señaló el especialista. “Ya no podemos hablar de una canícula clásica con calor seco o mixto. Hoy tenemos variabilidad extrema: mañanas soleadas que derivan en tormentas severas y granizadas inusuales en cuestión de horas”.

En décadas anteriores, la canícula poblana era predecible: temperaturas entre 28 y 30 °C, humedad relativa del 75 al 80 %, y lluvias al atardecer. Hoy, ese patrón se ha disuelto. Las mañanas llegan a los 32 °C, seguidas de lluvias torrenciales o granizo y, en algunos casos, cielos despejados nuevamente por la noche. Este tipo de oscilación diaria no era habitual.

“Estamos presenciando una transformación profunda de la dinámica atmosférica. Lo que ocurre en una región del país impacta en otra. Es el efecto mariposa: pequeñas alteraciones en un punto desencadenan grandes cambios en otro", explicó Sánchez Ruiz.

Este caos climático tiene raíces en el cambio global: emisiones excesivas de CO₂, alteración de los patrones oceánicos y la acumulación de energía térmica en la atmósfera están cambiando las reglas del juego.

Una de las manifestaciones más evidentes de esta inestabilidad es la presencia de granizadas sin lluvia previa, causadas por la formación de cristales de hielo a grandes altitudes que se desplazan por corrientes de aire antes de precipitar.

“Estas granizadas no necesariamente se originan donde caen. Vienen cargadas desde otras zonas donde se formaron con condiciones de altura, presión y temperatura muy particulares”, detalló el académico.

Además, en las últimas semanas se han registrado noches con temperaturas cercanas a los 30 °C, algo atípico para una ciudad situada a más de 2,000 metros sobre el nivel del mar.

La topografía de Puebla también influye en esta complejidad. Hay zonas del sur donde las lluvias son persistentes, mientras que en el norte pueden presentarse chubascos intensos pero muy localizados.

“Podemos observar nubes formarse sobre el Centro Histórico y terminar lloviendo en colonias como Amalucan o San Bartolo. Todo depende de cómo las masas de aire se desplazan buscando equilibrio térmico", explicó.

El uso desmedido del suelo urbano y la falta de zonas de infiltración también han mermado la capacidad del ecosistema para absorber el agua de lluvia. La sustitución de concreto hidráulico por asfalto, por ejemplo, reduce aún más la captación natural.

Sánchez Ruiz advirtió que las lluvias registradas a mediados de junio evitaron un escenario mucho más extremo. Sin ellas, dijo, Puebla habría experimentado temperaturas superiores a los 36 °C.

“Estas lluvias nos dieron cierto respiro, no solo térmicamente. También nos permiten evaluar cuánta agua logra infiltrarse al subsuelo y prever la disponibilidad del recurso hídrico para el próximo año”, puntualizó.

No obstante, alertó que la mayoría del agua se pierde por escurrimientos rápidos debido a la intensidad de las precipitaciones y a la falta de áreas verdes.

A pesar del caos climático, la calidad del aire ha mejorado ligeramente en Puebla gracias a las lluvias, que ayudan a arrastrar partículas contaminantes. Sin embargo, el doctor advierte que esta es una mejora temporal, y que los cambios bruscos de clima favorecen alergias respiratorias por el levantamiento de polvo y esporas.

“Solo el martes pasado se registraron tres horas con mala calidad del aire. Coincidió con las horas pico, cuando aumenta la movilidad urbana”, dijo. También mencionó que la disminución del tráfico por el periodo vacacional contribuyó a este respiro atmosférico.

Según un modelo termodinámico desarrollado por la UPAEP en conjunto con universidades estadounidenses, entre el 11 y el 18 de agosto se espera un repunte de temperaturas, con máximas de hasta 30 °C. Después, podrían presentarse al menos dos huracanes en el Atlántico, cuyos remanentes afectarían estados como Veracruz, Tamaulipas y posiblemente Puebla.

“Esperamos lluvias muy fuertes entre finales de agosto y los primeros 20 días de septiembre. Es el intento del planeta por equilibrar los excesos térmicos acumulados”, advirtió.

Sánchez Ruiz hizo una reflexión final sobre la magnitud del cambio climático: “La Tierra se está sacudiendo. Es como cuando el cuerpo humano tiene fiebre y tiembla para estabilizarse. Así está reaccionando el planeta”.

Advirtió que, si no se reducen las emisiones globales, podríamos pasar de tener cuatro estaciones a solo dos: primavera e invierno. Este cambio impactaría la biodiversidad, los ciclos agrícolas y los patrones migratorios de múltiples especies.

El académico cerró su intervención con un llamado urgente a la sociedad, instituciones y autoridades. “No se trata de una visión fatalista. Es una evolución natural del sistema climático global. La verdadera pregunta es: ¿evolucionaremos con el planeta o seguiremos siendo parte del problema?”, concluyó.