‘Magister aut minister’
24/02/2023
Autor: Dr. Jorge Medina Delgadillo
Foto: Director General de Innovación en Modalidades Educativas

‘Maestro’, ‘maestra’, son términos que provienen del latín ‘magistro(a)’ y éstos a su vez de ‘magis’, el cual significa, literalmente, ‘más’. Pero, ¿cuál es la asociación del término ‘maestro’ con el término ‘más’? ¿Acaso maestro es el que es más que los demás? En un origen pudo haber sido así, un ‘maestro panadero’, por ejemplo, era quien entre los panaderos sabía más, tenía más experiencia y, por ende, más preeminencia. Pero yo quisiera, si me lo permiten, remitir ese ‘más’ a nuestra misión: hacer que el otro crezca más, sepa más, viva más, sea más feliz, se entregue más a los demás. Tal vez allí radique el más noble y sincero ‘magisterio’: ayudar a que el otro sea más

Pero lo anterior no pudiera suceder si cada uno de nosotros no renuncia, en cierta medida, a sí mismo y se entrega sin regateos, generosamente, a sus estudiantes. Sí, cada uno de nosotros sabemos que para que el otro ‘sea más’, debemos desatendernos, descentrarnos de nosotros mismos. El auténtico maestro, hace dos mil quinientos años -como Sócrates-, lo mismo que ahora, pone al centro al estudiante y hace de él y de su crecimiento el afán de todos sus esfuerzos. Un maestro se hace ‘menos’ a sí mismo para que el otro crezca y sea más. El término ‘menos’, en latín, se dice ‘minus’ y de él proviene a su vez el término ‘minister’ o ‘ministro’, que significa: el que sirve, el que está a las órdenes de…, el que entrega su vida por los demás.  

Oh, extraña paradoja de nuestra vocación: somos ‘más’ (magister) cuando somos ‘menos’ (minister). Nuestro auténtico magisterio es un ministerio cuya esencia estriba en buscar que el otro dé más de sí, crezca más, se entregue más y así incida más en la sociedad. Seguimos, imperfectamente, pero con sincero corazón, las huellas de Jesús, quien siendo Maestro -con mayúsculas- se abajó y se hizo ‘menos’ hasta hacerse uno de nosotros. Los Padres de la Iglesia llamaron a ese misterio la ‘synkatábasis’ (abajamiento, hacerse menos). 

El magisterio se fragua en la entrega de sí mismo; es un galardón que se conquista permanentemente a través del servicio. Para un verdadero maestro, ser es servir, pues sólo desde el servicio se es auténticamente más. Las palabras del Señor en el Evangelio son muy precisas: “el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida, la encontrará” (Mt 16,25). No seremos mejores maestros por tener más títulos o grados académicos, sino por entregar una vida, por servir, por vivir para el otro en la extrañísima pero hermosa aventura de educar y transformar vidas. No somos ‘más’ cuando nos subimos en una tarima que nos da poder, autoridad, distancia… sino cuando nos acercamos, cuando escuchamos, cuando somos solidarios, cuando cargamos y hacemos nuestras las preocupaciones, alegrías, esperanzas y sueños de nuestros estudiantes. Somos más, cuando somos ‘menos’ egoístas, distantes, prejuiciosos o soberbios. Tal vez por eso es tan difícil ser maestro y por eso hay pocos a quienes atrae esta vocación. 

Todo lo que hagamos ahora, por pequeño y humilde que parezca, delinea de manera interesantísima nuestro liderazgo UPAEP: somos personas que, transformadas, transformamos vidas, vidas de aquellos que a su vez transformarán la sociedad. En eso estriba nuestro ‘magisterio’ y en eso también nuestro ‘ministerio’.