En el marco del Doctorado Honoris Causa otorgado al destacado filósofo y político italiano Rocco Buttiglione, el Dr. Luis Ignacio Arbesú Verduzco, distinguido profesor de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP, presentó una profunda respuesta académica a la tesis doctoral del homenajeado. A continuación, compartimos íntegramente esta reflexión que entrelaza filosofía política, bien común y la singularidad del pensamiento latinoamericano desde una perspectiva católica.
Con su Bendición, Monseñor.
Con su permiso, señor Rector.
Agradezco a mis compañeros, de la Academia de la Facultad de Ciencias Políticas, la distinción para responder, en su representación, a la tesis propuesta por Rocco Buttiglione.
Todo conocimiento parte de un “yo” que conoce. Aquí se genera el primer vínculo del ser humano: El del yo y su circunstancia como proponía Ortega y Gasset en su primera meditación del Quijote. En ese sentido, el conocimiento genera también un primer riesgo: el de ensimismarse en el atractivo de sus propios descubrimientos generando un fuerte egoísmo. Quizá por ello se señala en el Génesis: “No conviene que el hombre esté solo” (Génesis 2:18). Afortunadamente, aparece un “tu” con una doble dimensión: la que surge de la consciencia de un algo que genera a ese yo y a su circunstancia –un “Tu” con mayúscula- y la de un “tu” semejante ocasionando el asombro de descubrir al prójimo quien nos interpela, además, de forma recurrente.
Es interesante ver cómo reconoce, en primer término a aquellos, como Don Ricci y a Wojtyla entre otros, quienes le ayudaron a dirigir su mirada y extenderla hasta los límites de la periferia. Esto nos enseña, como viene de afirmar, a “salir del cautiverio del egoísmo individual, a reconocernos miembros unos de otros, comunidades, pueblos, naciones”. Permítame completar ésta idea con otra que usted escribió en 1999 en su reflexión de la familia humana: “Saberse persona es ser consciente de que uno ha nacido de una comunión y de que se realizará exclusivamente en comunión con otros. Éste es, a nuestro juicio, el fundamento de la política, entendida como el arte de vivir en comunidad: el vínculo con otros”. Recordemos cómo ésta fue la misma idea y el sentido con el que hace 52 años nació ésta universidad y, además, dio origen, entre sus primeras propuestas académicas, al programa de Ciencias Políticas y Administración Pública. Aquí se encuentra también el origen del fundamento para el reconocimiento de su grado doctoral en nuestra comunidad.
En una investigación reciente se le preguntaba a un indígena Tojolabal: ¿para usted que es el Bien Común? Su reacción evidenció que la pregunta le había sorprendido y su respuesta, nos sorprendió aún más a nosotros: “un Bien -nos dijo- si no es Común no es Bien”. Y ahora descubrimos gratamente su afirmación: “El bien común no es la suma de los bienes individuales […] es el bien de un hombre que no puede definir su propio bien sin incluir en él, en círculos concéntricos, el de su esposa, de sus hijos, de su ciudad, de su nación y, finalmente, el bien de toda la humanidad”. Por ello, entendemos al trabajo por la promoción del Bien Común como la “matriz de un pueblo nuevo. Éste es el sentido de identificarnos como una universidad “Popular”, es decir, como parte integrante y activa de ese pueblo nuevo y reconocer, nuevamente, la propuesta de su distinción. En éste punto, recordamos su análisis de 1984 a propósito del trabajo humano: “El desarrollo histórico de la actividad humana genera […] una gran encarnación histórica y social del trabajo de todas las generaciones. Todo esto hace que el hombre concilie su más profunda identidad humana con la pertenencia a la nación y entienda también su trabajo como incremento del bien común”.
Con base en lo anterior, y siguiendo su reflexión, los obispos latinoamericanos han estado atentos a la “realidad creativa del pueblo de Dios” y, de manera sinodal, nos han presentado una propuesta metodológica: “ver, juzgar, actuar”. Éste método, identificado como la cadena de valor del desarrollo comunitario requiere, a nuestro juicio, una profundización en los procesos internos de los tres conceptos. Tocaremos únicamente el caso del primero. Ver, es mucho más que “echar una ojeada” a nuestra circunstancia. Es importante llegar a un segundo nivel y “mirar” la realidad estudiada, es decir, pasar a un proceso de categorización de los orígenes, el funcionamiento y las consecuencias de lo que se ve. Pero, aun así, ver y mirar tampoco son suficientes. Se requiere además adoptar una actitud crítica, atenta al “observar” nuestra circunstancia y preguntarnos el ¿por qué? Por último, a los tres niveles anteriores, de la primera caja del método para el desarrollo comunitario, se agrega el nivel más importante: el “contemplar”. Ver nos descubre el ¿qué?; mirar nos muestra el ¿cómo?; observar evidencia el ¿por qué? y; finalmente, contemplar nos descubre el ¿quién?
En la función de gobierno, es decir, en la conducción del pueblo nuevo, la falta de profundización en el método propuesto ha ocasionado situaciones complicadas. Por ejemplo, tomar decisiones públicas a partir de una ojeada de la circunstancia, ha reducido el principio de ordenar a la firma y emisión de órdenes ejecutivas, olvidando que el ordenar no es dar órdenes sino, discernir la realidad para poner las cosas en su lugar. De igual forma, actuar después de solamente ver y mirar nos ha llevado al diseño de propuestas ideológicas y a la generación de partidos. En ese sentido su comentario en un simposio internacional en Granada hace tres años nos alerta del peligro: “También el cristianismo puede convertirse en ideología, algunas veces. Pero, en principio, no lo es. Es un acontecimiento de vida”. Aquí, resulta interesante descubrir la forma como los institutos políticos se han ido transformando cada vez más en “movimientos”.
De igual forma, ver, mirar y observar, es decir, llegar al nivel de la crítica sin completar todo el proceso ha propiciado la generación de modelos en las diferentes disciplinas del conocimiento humano, reduciendo, aunque en una dimensión mayor, la complejidad y sobretodo la riqueza de la realidad. Es aquí donde aparecen los modelos materialistas limitando las relaciones humanas a clases sociales o; los modelos voluntaristas al origen de las principales conflagraciones o; los modelos racionalistas los cuales, han concluido generalmente en modelos totalitarios.
En su obra: la Política, Aristóteles consideraba que el fin último del Estado era la felicidad de sus ciudadanos, lo cual se logra a través de una vida buena y justa, que incluye la seguridad y el acceso al ocio. Pero Aristóteles no se refería al ocio como un momento libre fuera de las tareas esenciales y laborales, aunque pudiera aportar algún tipo de bienestar. Hacía, creemos, una referencia al ocio contemplativo, al nivel más profundo del proceso ver, mirar, observar donde, la pregunta central ya no es ¿Qué? sino: ¿Quién?
En éste punto, el del fin último del estado, su trabajo intelectual ha sido de una gran riqueza al reconocer, en 1990, la responsabilidad del gobernante en la armonización de la diversidad: “A fin de que, por la pluralidad de pareceres, no perezca la comunidad política, es indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hacia el bien común no mecánica o despóticamente, sino obrando principalmente como una fuerza moral, que se basa en la libertad y en el sentido de responsabilidad de cada uno”.
Además, es precisamente en la contemplación, es decir, en el paso desde el qué, hasta al quién, donde el debate actual del estado del arte de la ciencia se encuentra. Federico Faggin -desarrollador del primer microprocesador; de la primera tecnología de puerta de silicio y de la pantalla táctil entre muchos otros avances tecnológicos- afirmó en su libro “Irreductible” publicado el año pasado:
“Desde mi perspectiva, la única manera posible de explicar cómo el universo puede crear vida y conciencia es que el universo mismo está vivo y consciente desde su origen. Si se toma en serio esta hipótesis, toda la concepción de la realidad se transforma, con enormes consecuencias que apuntan a un futuro brillante y pleno. La creatividad, la ética, el libre albedrío y el amor gozoso solo pueden provenir de la conciencia. La inmensa inteligencia mecánica, más allá del alcance del cerebro humano, que proviene de las máquinas que hemos inventado, añadirá entonces una fuerza tremenda a nuestra Sabiduría. De lo contrario, nuestra tecnología será utilizada contra la humanidad por quienes promueven la visión materialista de la supervivencia del autoproclamado más apto”. (Página 25)
Faggin, uno de los principales exponentes de la física cuántica coincide con lo expresado por usted hace unos momentos al proponer la profundización del método de análisis con la interpretación transpolítica de la historia la cual, sigue dos importantes propuestas: la del profesor Joseph Ratzinger quien insistía -desde sus cursos en la Universidad de Turingia- en la necesidad de analizar la realidad a partir de todos los factores que la integran; y la del Papa Juan Pablo II para comprender la sociedad a partir de la presencia de Cristo en la historia. Ambas propuestas se encuentran al origen; en el funcionamiento y; en el objetivo del proyecto de investigación Spes generado recientemente en nuestra universidad. El analizar la realidad a partir de todos sus factores y descubrir la presencia del Misterio a cada momento nos pondrá en la posibilidad de generar una verdadera investigación multidisciplinaria y no solamente un aglomerado de modelos totalizadores y parciales de la realidad. Éste es otro elemento que fundamenta nuestro reconocimiento al estimado profesor Buttiglione.
Con referencia a su observación barroca de la cultura mezo-americana podríamos agregar lo siguiente: Hemos sido testigos de la forma como las mujeres en nuestro país han envuelto, desde la época precortesiana, a los hijos con su reboso. Son claramente identificables dos posiciones: la primera al frente de la madre para alimentarlos y, la segunda, en la espalda para guardarlo y protegerlo mientras desarrollan sus actividades. El niño en cada una, forma un hueco que en náhuatl adquiere dos nombres diferentes: “Cuixantli” al frente y “Mamalhuaztli” en la espalda.
En una presentación pasada, el Dr. Medina nos explicaba que el numeral 119 del Nican Mopohua donde se dice: “¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?” las palabras del náhuatl fueron “Cuixantli” y “Mamalhuaztli”. Con base en lo anterior y, tan urgidos hoy en día de propuestas generadoras de paz, podríamos preguntarnos: ¿no es acaso la imagen de un niño alimentado por su madre y guardado entre sus brazos la imagen más clara y verdadera de la Paz? La paz es la emoción resultante al abandonarnos en alguien más grande que nosotros. La preocupación del indio desapareció al abandonarse y sentirse envuelto en el reboso de su madre. Por ello, el Dr. Medina concluyo la idea diciendo: “el indio iba feliz a ver al obispo trayendo en su tilma a quien en su tima lo llevaba”. En efecto querido Rocco, la síntesis guadalupana transformó las contradicciones por usted señaladas en paradojas “llenando de Alegría, de Luz y Armonía todo el Anáhuac”.
Finalmente, ante la particularidad de cada elemento de la realidad, recordamos como, en la Teoría Cuántica se plantea la pregunta: ¿Qué es lo que le da la singularidad a cada momento finito? Y la respuesta ha sido: el vínculo de cada uno con la probabilidad infinita. Éste es el principio que diferencia a los qubit’s de los seres vivos frente a los bit’s, de doble puerta, -es decir, de posibilidad binaria- de las máquinas.
En ésta universidad católica, a partir de reconocer a Cristo Resucitado presente entre nosotros, queremos vivir nuestro modelo pedagógico del Bien Común a partir de una compañía para ayudar a abrir las puertas del corazón de nuestros estudiantes a su vínculo con el infinito iniciando, con la apertura del nuestro. Gracias Doctor Buttiglione por aceptar formar parte de nuestra comunidad y por ayudar a abrir puertas al infinito a partir de la política.
Luis Ignacio Arbesú Verduzco
Bibliografía
Aristóteles, 2017: La Política. Barcelona. Biblioteca Nueva, Edición de Miguel Candel Sanmartín.
Buttiglione, R. 1984: El hombre y el trabajo: Reflexiones sobre la Encíclica “Laborem Exercens” Madrid. Ediciones Encuentro, p. 84.
____ 1990: La Doctrina Social cristiana: Una introducción actual. Madrid. Ediciones Encuentro, p. 268
____1999: La persona y la familia. Madrid. Editorial Palabra, p. 118.
____ 2022: Participación en el IX Simposio internacional “Más allá de la fe secular”, organizado en la Archidiócesis de Granada por el Instituto de Filosofía Edith Stein.
Faggin, F. 2024: Irreducible. Winchester, UK. Essentia.
Ortega y Gasset, J. 1914: Meditaciones del Quijote. Madrid. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes.
Ratzinger, J. 2007: Fe y Futuro. Bilbao. Desclée de Brouwer.