La canícula iniciará el 3 de julio, advierte experto de UPAEP
La canícula está por llegar a México y con ella una ola de calor de aproximadamente 40 días con temperaturas extremas que podrían alcanzar entre los 42 y 45 grados centígrados en algunos estados del país, alertó Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de UPAEP.
El académico explicó que la canícula es un fenómeno climático tradicionalmente observado y transmitido por generaciones, que marca una transición térmica entre la primavera y el verano. Aunque suele presentarse cada año, las condiciones actuales del cambio climático la volverán especialmente severa este 2025.
“La canícula no es otra cosa más que este ajuste de la temperatura de la tierra, un cambio de estación que ocurre en un lapso de 40 días. Este año, en algunas regiones del país podríamos alcanzar hasta 50 o incluso 55 grados centígrados, dependiendo de la zona”, señaló Sánchez Ruiz.
En el caso de Puebla, explicó que en años anteriores las temperaturas durante la canícula rondaban los 32 o 33 grados, acompañadas de lluvias moderadas. Sin embargo, este año el pronóstico es diferente.
“Se espera que las temperaturas en Puebla superen los 40 grados, con escasa o nula presencia de lluvias. Y si llegan a presentarse, serán precipitaciones destructivas, como granizadas con granizos de 1 a 2 centímetros de diámetro. No habrá esas lluvias refrescantes de noche como en otros años”, advirtió el experto.
Francisco Javier Sánchez alertó que el planeta ha registrado un aumento global de temperatura de aproximadamente 2.5 grados centígrados, cuando lo esperado por el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) para 2030 era solo de 1.5 grados.
“Esto es alarmante. Estamos viviendo las consecuencias del cambio climático de forma más intensa y más rápida. Las emisiones de gases de efecto invernadero han superado los límites proyectados”, apuntó.
Otro fenómeno preocupante es el de las “islas de calor” urbanas. En algunas zonas del centro de Puebla, otras como San Bartolo o Huejotzingo, se han registrado temperaturas nocturnas de hasta 38 grados centígrados, algo nunca antes visto.
“Estas altas temperaturas nocturnas están asociadas con los materiales de construcción, como el ladrillo hueco, que retiene el calor durante el día y lo libera lentamente por la noche. Además, la falta de vegetación, el uso excesivo del suelo y las obras urbanas sin planeación están contribuyendo a agravar el problema”, explicó el académico.
También destacó que la mala calidad del aire —producto de emisiones vehiculares, actividades comerciales y construcción— está intensificando la acumulación de calor en las zonas metropolitanas.
Sánchez Ruiz también habló sobre el uso de tecnologías inapropiadas como los cañones antigranizo, que impiden la caída natural del agua en zonas que podrían beneficiarse de ella.
“Estos dispositivos dispersan la humedad sólida acumulada en la atmósfera. Usarlos solo agrava la sequía y la falta de lluvia en regiones que la necesitan desesperadamente”, señaló.
Finalmente, el profesor de UPAEP hizo un llamado a las autoridades y a la sociedad a actuar con urgencia para mitigar los efectos del calentamiento global.
“El IPCC nos exhortó recientemente a impulsar una reforestación consciente y masiva. Necesitamos recuperar espacios naturales, reverdecer nuestras ciudades y cambiar nuestros hábitos de consumo energético si queremos sobrevivir a los efectos del clima extremo que ya estamos viviendo”, concluyó.
Con la llegada de la canícula prevista entre el 3 de julio al 11 de agosto, el llamado de los expertos es claro: prepararse, mantenerse hidratado, evitar actividades al aire libre en horas pico y sobre todo, tomar acción colectiva para revertir la crisis ambiental que nos afecta cada vez con más fuerza.
Además, debido a la acumulación de agua sólida en ciertas zonas de la atmósfera y las actuales corrientes de viento, Sánchez Ruiz anticipó la posibilidad de al menos dos o tres granizadas intensas durante la canícula.
Una de las preocupaciones más serias señaladas por el académico es la disminución del abastecimiento de agua potable. “Ya estamos viendo un problema de estiaje. Si las lluvias no se presentan conforme a los modelos previstos, podríamos tener una disminución de entre el 30% al 35% en la disponibilidad del agua, especialmente en la zona metropolitana y en diversas regiones del Valle de Puebla”, advirtió.
Francisco Javier Sánchez insistió en la necesidad de adoptar desde ahora hábitos responsables para el consumo del vital líquido, como el reúso, la captación de agua de lluvia, y evitar el desperdicio en actividades domésticas.
Ante las altas temperaturas, el académico recomendó el uso racional de protectores solares con factor entre 20 y 50, ya que los más altos podrían impedir la adecuada metabolización de la vitamina D. “Estudios como los de la Universidad de Stanford muestran que la falta de vitamina D, provocada por bloqueadores solares excesivos, puede estar relacionada con episodios de depresión incluso en temporadas de alta luminosidad”, explicó.
Asimismo, hizo un llamado a mantener una buena hidratación, usar sombrillas o sombreros, proteger especialmente a niños y adultos mayores —quienes son más vulnerables a golpes de calor—, y evitar la exposición directa al sol en las horas pico. También sugirió realizar las compras o traslados durante la noche para reducir el consumo de combustible, y con ello, disminuir la emisión de gases contaminantes.
Para concluir, Sánchez Ruiz instó a la sociedad a ser resiliente frente al cambio climático, cuya evidencia ya se manifiesta de forma palpable. “El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) advierte que ya no se trata de evitar un aumento de 1.5 o 2 grados centígrados; ahora la meta es no superar los 2.5 °C, porque si llegamos a los 3 grados, estaríamos en un punto de no retorno”, alertó.
Finalmente, exhortó tanto a la ciudadanía como a las autoridades a actuar de forma inmediata: evitar el uso excesivo del automóvil, frenar las quemas clandestinas, mantener limpias las bocatormentas para evitar inundaciones, y reactivar las plantas de tratamiento de aguas residuales. “Estas pueden ser clave para mitigar el calor, reforestar zonas verdes, y mejorar el abastecimiento de agua en la ciudad”, concluyó.